Por Iñaki Alrui*
«Quien mucho peregrina
raramente se santifica»
Tomás de Kempis
Un día como hoy, fiesta nacional por excelencia, es un buen momento para dejar algunos comentarios sobre un santo español, muy español, que ni si quiera se sabe si pisó la península ibérica (la península digo, porque «España» como país no existió hasta muchos, muchos siglos después).
Cuando las respuestas se adentran en el territorio de lo fantástico
El rastro del patrón de nuestro país, cuyos restos, según reza la tradición, se hallan en Compostela, se pierde entre leyendas, mitos y fanatismos diversos.
Santiago Matamoros, cuyo sanguinario apodo se obvia en la actualidad por no ser “políticamente” correcto (se le representa montado a caballo y matando con espada a moros caídos), es una más de las patrañas hiperfabuladas de la corona y la iglesia católica, como el temor de Almanzor a invadir Compostela o la batalla de Clavijo, que nunca existió. A lo que se pueden sumar otros supuestos datos históricos patrios como la batalla de Covadonga, que tampoco existió, o el mito del Cid Campeador, un guerrero mercenario que vendía la fuerza de su tropa al mejor postor, la mayoría de las veces trabajando para señores musulmanes. Dicho sea de paso, la palabra «cid» viene del árabe «sid» o «said», término que significa señor, aunque en el incesante esfuerzo por borrar las trazas árabes de nuestra cultura, es algo que no se suele mencionar.Santiago ex Matamoros mutado en ‘Mataindios’ pues sintetiza perfectamente la importancia que un mito bélico-católico tuvo en la Invasión de las Yndias Occidentales. Santiago Mataindios. Anónimo cusqueño. Circa 1750. Priet-Gaudibert Collection. Estados Unidos.
Seguir leyendo Santiago Apóstol: la celebración de un bulo histórico